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Capítulo 09.

Jungkook salió de la habitación de Junseo. Había dejado al niño cómodamente durmiendo en su habitación.

Se dirigió al sillón donde el omega mayor estaba sentando, acarició los rizos del ojiverde y se sentó a un lado.

—¿Quieres hablar?

Jimin negó con la cabeza y llevó sus manos hacia su rostro, las lágrimas empezaron a caer por su rostro. ¡No era justo! No era justo que su hijo y él hayan tenido que pasar por eso; no era justo que pudieran perder la relación que tenían con Jungkook.

Porque, al fin y al cabo, ¿quién querría a su lado a un omega maltratado y a un niño amoroso pero con traumas?

—Oye, Jimin. Mírame.

Los dedos del ojiazul se engancharon al mentón de Jimin, levantando su rostro para que, finalmente, se pudieran mirar a los ojos.

—No es necesario que hablemos pero, por favor, no llores. No va a pasarles nada malo.

—Gracias. Prefiero no hablar de eso ahora. ¿Junseo se durmió?

—Si, está arriba.

—Ni siquiera le di su beso de buenas noches — golpeó su frente con su rodilla.

—Va a sobrevivir —Jimin sonrió—. ¿Cómo se llama?

—Jungkook...

—Ese es mi nombre.

—Tonto —rio—. Siwon, se llama Siwon.

—¿Él viene seguido? Digo, ¿lo ves a menudo?

—No, no lo veía hace tiempo... Tal vez estaba drogado por eso vino.

—Entiendo.

—No quiero que se acerque a mi hijo —más lagrimas se acumularon en los ojos del rizado—. Puede lastimarme a mi o hacer cualquier cosa, pero lo quiero lejos de Junseo. Mi niño sufrió mucho por él, más de lo que tendría que sufrir un bebé normal.

—Yo creo que...

—No lo digas —lo interrumpió Jimin.

—¿Que no diga qué, cariño?

—Por años he escuchado que Junseo sufrió por mi culpa, no puedo escucharlo de tu boca, simplemente no.

—No lo haría, jamás —Jimin levantó su rostro, su mirada fija al frente—. Tú no tienes la culpa de haber estado con una mala persona. Jun te adora y ese niño está muy bien criado, eso es absolutamente tu responsabilidad.

Jimin se abalanzó sobre el alfa, enredando sus brazos en los hombros del contrario.

—Le hizo mucho daño y Junseo era tan pequeño, él ni siquiera entendía por qué estaba siendo golpeado.

Jimin se estaba rompiendo completamente en los brazos de Jungkook. Las palabras eran lanzadas de su boca al mismo tiempo que el dolor se colaba por todo su cuerpo.

—Tranquilo, no es necesario que hables de eso.

—Era inocente y tan calmado, igual que ahora, pero en ese entonces le daba hasta miedo estornudar porque le tenía miedo a su padre.

—Esa persona no es su padre. Un padre es alguien que ama y cuida, no alguien que golpea a un niño.

—Jun lo quería mucho. Siempre le hacía dibujos para cuando llegaba del trabajo, Siwon siempre los rompía y le decía que no servía para una mierda, que jamás le diera un dibujo nuevamente.

—Él no los merecía, no merecía a un omega como tú y mucho menos a un niño tan maravilloso como Junseo.

—Y mi bebé no se merecía ser tratado así, sin embargo yo lo permití.

—Tú tampoco merecías ser tratado de ese modo. Merecías ser amado, querido y respetado, no ser golpeado por una basura de alfa.

—No me importaba que me golpeara —escondió su rostro en el cuello del alfa, su nariz pegada a la fuente de olor de Jungkook—. Si me pegaba a mi significaba que no iba a descargar su enojo con Jun. Eso era lo único que me importaba.

—Nadie tiene que vivir con ese miedo constante a ser lastimado. Pudiste salir de ahí, te salvaste a ti mismo y salvaste a tu hijo.

Jimin pegó más su nariz a la piel del ojiazul, sus manos estaban apoyadas en los muslos del contrario. Su cuerpo se comenzaba a relajar por si solo.

—Dame un beso, por favor.

—Jimin...

—Por favor.

El alfa pegó sus finos labios contra los carnosos del omega. Dejó unos pequeños besos hasta que, luego de unos segundos, profundizó el beso. Sus manos picaban por tocar a Jimin y fue exactamente lo que hizo cuando el rizado se sentó en su regazo. Jungkook decidió que era momento de parar cuando pudo olfatear el fuerte olor del omega.

—Tenemos que parar.

Jimin dirigió sus besos a la clavículas del mayor, dejando pequeñas marcas.

—Bebé, por favor, detente.

—Solo quiero estar contigo —susurró.

—Lo sé, yo igual pero ahora no es el momento.

—¿Por qué? —siguió dejando besos por toda la extensión de la mandíbula del alfa.

—Estás tan vulnerable, ni siquiera te das cuenta de la cantidad de olores que hay en el ambiente.

—Jungkook —Jimin prácticamente gimió mientras se movió en el regazo del castaño.

—Basta Jimin, despertarás a Junseo.

Eso hizo que el rizado detuviera sus movimientos, sus mejillas adoptaron un tono rosado y masticó su labio con mucho nerviosismo.

—Lo siento tanto, lo siento —un bajo sollozo escapó de su boca en el momento que bajó de las piernas del alfa.

—Está bien, ambos nos gustamos, es normal.

—Nunca me comporto así, no sé que me pasó.

—No te preocupes, Jim —agarró la mano del contrario y dio un beso sobre sus nudillos—. No me molesta, en serio.

—¿Está bien?

—Si, Jimin. Está bien.

—Es algo tarde —recordó el omega mientras apretaba sus manos, las cuales temblaban un poco.

—Oh si, creo que yo debería irme.

—¿Quieres quedarte? Si no tienes nada importante mañana por la mañana, tal vez podrías dormir aquí conmigo. Aunque es seguro que mañana tienes muchas cosas que hacer, ¿sabes? no importa, está bien.

Jungkook rio genuinamente ante el nerviosismo de Jimin.

—Me parece una idea genial, Jim, me encantaría.

—Bien —sonrió—. Podemos ir a la habitación, si quieres.

—Genial.

Ambos se dirigieron al dormitorio. Era un lugar pequeño y sencillo. Con una cama para una persona, un mueble para guardar ropa y una estantería con libros.

—No es muy grande, lo siento.

—Me gusta. Es muy tú.

—¿Muy yo?

—Simple, linda, acogedora.

—Oh si, eso suena completamente como yo —dijo sarcástico.

—Hey, no te burles —sonrió.

—Tengo esta ropa que te puede quedar bien.

Le tendió un pantalón de pijama gris y una remera de manga corta color negro.

—Gracias.

Jimin se dirigió al baño para cambiarse, al contrario de Jungkook, su pijama era completamente negro.

Volvió a la habitación y dejó la puerta un poco abierta (siempre hacía esto porque si Junseo, a mitad de la noche, quería entrar a su habitación y la puerta estaba cerrada no tenía la capacidad de abrirla). Jungkook ya estaba cambiado y sentando en la cama.

—¿Qué lado quieres? —preguntó el alfa con una sonrisa.

—El de la pared.

—Bien.

El ojiverde se recostó y sintió que el lado contrario de la cama se hundió, giró su cuerpo para ver al alfa. Su mano se posó sobre el estómago del ojiazul.

—Jungkook —lo llamó.

—¿Si?

—No nos lastimes, por favor.

El castaño rodeó al omega con sus brazos, haciendo que Jimin quede acostado sobre su pecho. Su mano hacía mimos sobre el brazo del rizado y dejó un pequeño beso en la frente de este.

—No lo voy a hacer, Jimin.

—Buenas noches, Kook.

—Buenas noches, cielo.

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